Al inicio de los años 90 del siglo pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS), consolidó una iniciativa educativa que venía construyéndose internacionalmente: Las habilidades para la vida se definieron como «aquellas aptitudes necesarias para tener un comportamiento adecuado y positivo que nos permita enfrentar eficazmente las exigencias y retos de la vida diaria». Las diez habilidades propuestas se constituyen como ejes, modelos y estrategias que contribuyen al desarrollo de seres humanos integrales.